CÓMO SE FORMA EL CARÁCTER DE UN HIJO DE DIOS PARTE 2 22-02-2025
Anécdota: Comienza con una historia relatable sobre alguien que experimentó un cambio radical en su vida, atribuyéndolo al poder transformador de Dios. Por ejemplo, un ex convicto que ahora es un líder comunitario, o una persona que superó una adicción y ahora ayuda a otros.
Pregunta provocativa: ¿Alguna vez te has preguntado por qué, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, a veces nos cuesta cambiar nuestros hábitos y patrones de pensamiento?
Tesis: Hoy vamos a explorar el poder transformador de Dios y cómo podemos experimentar un cambio profundo en nuestro carácter, permitiéndole a Cristo formar su vida en nosotros.
[1] Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
Seguramente cuando miramos nuestra condición, nos parece imposible llegar a la medida que se nos exige, este sermón pretende enseñarnos como llegar a esa medida.
Porque pensamos que tenemos que colocar una gran voluntad para cohibirnos de muchas cosas.
Pero aquí es donde se pone bueno, pues te tengo excelentes noticias.
Cambiar nuestro carácter no es cuestión de fuerza de voluntad, no es un empeño o un repetirnos constantemente a nosotros mismos: “no lo volveré a hacer, no lo volveré a hacer”. No es así.
Podemos cambiar nuestro carácter, si le permitimos al poder del Señor Jesucristo actuar en nuestra vida.
Nuestra fuerza de voluntad no es suficiente porque es muy variable, el hombre se levanta hoy deseando algo con todas sus fuerzas y mañana ya no lo quiere; por eso nuestra vida cristiana no puede depender de nuestra fuerza, sino del poder de Dios.
Esa es la clave: El poder del Señor Jesucristo. (Repítelo). Solo el poder de Dios podrá poner otro corazón dentro de ti.
Y así poder decir: “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20).
Pablo mismo se pone como ejemplo de querer llegar a esa medida, pues, aunque había tenido mucho éxito en la vida, dijo tener todo por basura por llegar a una meta más excelente; y ¿cuál era esa meta Pablo?
Él dijo: “Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo” (1 corintios 11:1).
El Señor Jesucristo vive en mí, esto es que Cristo ha sido formado en mí, su carácter ha sido formado en mí.
Soy como Él, porque tengo su carácter. Y dice ya no vivo yo. ¡Claro!
Mientras siga viviendo nuestro viejo carácter, no podrá formase el carácter de Cristo en nosotros.
Pablo anhelaba eso para todo aquel que se ganaba para Cristo. “Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes” (Gálatas 4:19).
La expresión ¨hasta que¨ implica una meta a llegar, ¿y cuál es esa meta? Pues el texto nos dice palabras más, palabras menos, que hasta que nos parezcamos a Cristo.
El apóstol Pedro lo planteó así:
1 Pedro 2:21, 23-24 RVR1960
[21] Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;
[23] quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; [24] quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
Qué tal si dijéramos: Mi meta es seguir el ejemplo de Jesús:
nunca pecó,
nunca nunca nunca engañó,
Nunca maldijo al que amenazaba.
¡Ser así, que hermoso! Eso es ser cristiano. Cristiano no es simplemente ser un ser humano, no, la palabra cristiano viene de Cristo; ósea que ser cristiano es el que sigue a Cristo, sigue sus pisadas; se comporta como él.
El apóstol Juan también lo enseñó: “Pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado.
En esto sabemos que estamos en El. El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo” (1 Juan 2:5-6).
¿Cómo podríamos decir que estamos en Él, pero NO caminamos como Él anduvo?
Es decir, nuestra manera de ser no se parece a la del Señor Jesucristo, nuestro carácter no es como el de Cristo; ¿Cómo diríamos que somos cristianos?
Un discípulo es aquel cuyo carácter ha sido moldeado por el Señor Jesucristo, que ha permitido que el poder de Dios le ayude a ser como Él.
El cristiano debe reconocerse más que por su vestido, o más que por un libro, se debe reconocer porque su vivir es distinto….
¡Oye este se parece a Cristo!
Alguien arrepentido hizo esta bella oración:
“Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades. Crea en mí, oh Dios, un corazón nuevo, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu Santo Espíritu…” (Salmos 51:10).
Note que no dijo: Limpia mi corazón, sino que dijo: “Crea” (hacer algo que no es) crea en mí, oh Dios, un corazón limpio.
Cuando ha cambiado nuestro corazón (carácter), es que podemos decir que soy otra persona, y el cambio interno dará frutos en cambios externos.
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel 36:26).
Dios no quiere mejorar tu carácter, su poder puede cambiarlo, si se lo permites. Voy a repetir esto: Dios no quiere mejorar el carácter del hombre, no; Él quiere cambiarlo.
“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas” (2 corintios 5:17).
No es una criatura mejorada, sino nueva; porque su carácter ha sido cambiado.
Aplicación
Ejercicio práctico: Invita a los asistentes a reflexionar sobre un área de su vida en la que desean experimentar un cambio.
Oración: Ora con la congregación, pidiendo a Dios que les ayude a experimentar la transformación que solo Él puede producir.
Desafío: Desafía a los asistentes a tomar una decisión de entregarse completamente a Dios y permitirle transformar sus vidas.
Conclusión
Llamado a la acción: Anima a los oyentes a vivir una vida transformada por el poder de Dios.
Promesa: Asegúrales que con la ayuda del Espíritu Santo, pueden vencer cualquier obstáculo y experimentar la plenitud de la vida en Cristo.
Comentarios
Publicar un comentario