La Justificación: Un Don de Gracia (Romanos 4:25)


Título: La Justificación: El Camino a la Salvación por Gracia

Pregunta sermonaria: ¿Cómo podemos ser justificados ante Dios? ¿Qué rol juega la fe en este proceso?

Objetivo:

  • Comprender el concepto de la justificación como un don de gracia otorgado por Dios a través de la fe en Jesucristo.
  • Analizar el significado de la justificación en el contexto del libro de Romanos, enfatizando el papel fundamental de la fe.
  • Experimentar la libertad y el gozo que provienen de ser justificados por Dios, libres de la condenación del pecado.

  • Introducción:

    En un mundo lleno de incertidumbre y búsqueda constante de la felicidad, la pregunta sobre cómo alcanzar la salvación ha resonado a través de los siglos.

  •  La doctrina de la justificación, presente en el libro de Romanos del apóstol Pablo, ofrece una respuesta clara y esperanzadora: 

  • la salvación no se obtiene por nuestras propias obras, sino por la gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo.

  • Desarrollo:

    1. La definición de la justificación:

    • Romanos 3:24: "Justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús."
    • La justificación es el acto legal de Dios por el cual declara "justo" a un pecador, liberándolo de la condenación del pecado y otorgándole el derecho a la vida eterna.
  • 2. La base de la justificación: la fe en Jesucristo:

    • Romanos 4:5: "Mas al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia."
    • La justificación no se basa en nuestras propias obras o méritos, sino en la fe en la obra expiatoria de Jesucristo en la cruz. Al creer en Él, aceptamos su sacrificio como pago por nuestros pecados y recibimos su justicia como nuestra propia.
  • 3. Las implicaciones de la justificación:

    • Romanos 5:1-2: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos acceso a esta gracia en que estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios."
    • La justificación trae consigo paz con Dios, acceso a su gracia y la esperanza de la gloria eterna. Nos libera de la culpa y el temor al pecado, permitiéndonos vivir una vida llena de gozo y libertad en Cristo.
  • 4. La exclusividad de la justificación por la fe:

    • Romanos 3:28: "Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley."
    • La justificación es un don exclusivo de Dios, no se puede alcanzar por medios humanos o por el cumplimiento de la ley. Es un regalo de gracia que se recibe únicamente por la fe en Jesucristo.
  • Ejemplos

  • 1. Abraham (Génesis 15:6):

    En este pasaje, Dios le dice a Abraham: "Y creyó él a Jehová, y le fue contado por justicia." Abraham creyó en la promesa de Dios de darle una gran descendencia, a pesar de que él y su esposa Sara eran ancianos e infértiles. Su fe en Dios fue considerada como justicia por Dios, incluso antes de que Abraham realizara ninguna obra buena.

  • 2. El publicano y el fariseo (Lucas 18:9-14):

    En esta parábola, Jesús cuenta la historia de un publicano y un fariseo que suben al templo para orar. El fariseo ora jactándose de sus propias obras buenas, mientras que el publicano simplemente golpea su pecho y dice: "Dios, sé propicio a mí, pecador." Jesús dice que el publicano, no el fariseo, descendió a su casa justificado, porque "el que se humilla será exaltado."

  • 3. El ladrón en la cruz (Lucas 23:39-43):

    Uno de los dos ladrones que estaban crucificados junto a Jesús le pide a Jesús que lo recuerde cuando entre en su reino. Jesús le responde: "De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso." Este ejemplo muestra que la justificación de Dios está disponible incluso para los pecadores más grandes, en el momento en que se arrepienten y ponen su fe en Jesús.

  • Conclusión:

    Estos son solo tres ejemplos de la justificación bíblica en las Escrituras. La justificación es un regalo gratuito de Dios, disponible para todos aquellos que creen en Jesucristo. No se basa en nuestros propios méritos, sino en la gracia y la misericordia de Dios.

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