LO IMPORTANTE ES CÓMO ACABAMOS


Pasaje: 1 Reyes 11:1-13.
INTRODUCCIÓN 
Las historias que mas nos edifican, son los testimonios, de aquellos que ya no están con nosotros. De ellos, sabemos cómo empezaron y cómo acabaron. Muchas veces, lo importante es cómo acabamos. Veámoslo a través de este pasaje: 

I. DE LA FAMA Y LA RIQUEZA, AL FRACASO ESPIRITUAL (10:23; 11:1a, 4).
A. El capítulo anterior, nos muestra la fe, la riqueza y la sabiduría de Salomón, en todo su esplendor. El 10:23, resume su esplendor: «Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría». Podría decirse que Salomón, había alcanzado la cima. Pero después de haber llegado a la cima, en este capitulo 11, se puede ver su lento descenso. 
B. El capítulo 11 empieza diciendo: «Pero…». Como tratando de advertirnos que la historia de Salomón aún está inconclusa. Hubiera sido maravilloso, que la vida de Salomón, hubiese acabado allí, en el capítulo 10. Pero no, nos falta ver su final. Un final marcado por el fracaso espiritual.
C. Es el versículo 4b que nos muestra el fracaso espiritual de Salomón. Dice: «… su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David» Su padre David, había pecado si, pero se había arrepentido. No fue el caso de Salomón. Su corazón se inclinó a la idolatría.
D. Aplicación. No te dejes guiar por las cosas terrenales. Las cosas de este mundo son pasajeras. Puedes tener todo lo que se puede anhelar de este mundo, pero si tu corazón no es perfecto para con Dios, pues no tienes nada. No lo olvides.
 
II. LA RAZÓN DEL FRACASO ESPIRITUAL (vv. 1b, 4a).
A. Hasta este punto, ya hemos quedado convencidos de que Salomón había iniciado su camino descendente, hacia el fracaso. ¿Pero que originó su fracaso? El texto bíblico lo aclara: «…Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas»  
B. Salomón amó más las cosas de este mundo, que a Dios. El amor a las mujeres, se menciona dos veces (vv. 1a, 2b), eso nos da una idea clara. Ni siquiera nuestro amor por la familia: la esposa, el esposo, o los hijos; debe se mayor al amor que debemos tener por Dios. Jesús dijo que donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón (Mt. 6:21). Así sucedió con Salomón. 
C. La otra razón, fue la desobediencia. El versículo 2a, es contundente en ese sentido: «gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses…» (cf. Ex. 34:16). 
D. Como Salomón no obedeció a ese mandato. Las mujeres lo llevaron a la idolatría (v.4a), y esa fue la última razón de su fracaso espiritual: ir contra el Segundo Mandamiento.
E. Aplicación. No ames más las cosas de este mundo, porque acabarás en un fracaso espiritual. El amor por Dios está por encima de todo. El es nuestro primer amor y si dejamos nuestro primer amor, el nos quitará su ayuda y nuestra vida será un absoluto fracaso.

III. EL PECADO DESTRUYE EL ÉXITO (vv. 6, 7, 9a).
A. Una vez que el corazón ya no es perfecto para con Dios, sobreviene el pecado. Es una consecuencia. Dice el versículo 6, de esta manera: «E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.» 
B. Dios no pasa por alto el pecado. Mucho menos el pecado de la idolatría. Es el pecado que Dios más detesta. Ahora Salomón, quien alguna vez construyo el Templo, la Casa de Dios, construye un santuario a Quemos y a Moloc (v. 7), 
C. Algo así, solo puede atraer la ira de Dios: «Y se enojó Jehová contra Salomón…» (v. 9a). Fue aquí que acaba el éxito de Salomón. Dios se lo había advertido, pero fue tanto su amor por sus mujeres, que olvidó las palabras del Señor, cuando se le apareció por segunda vez (9:4-6).  
D. Aplicación. No seas oidor olvidadizo. Recuerda que el pecado destruye el éxito. Cuida de no olvidar las palabras del Señor, que has oído y aprendido a lo largo de tu vida cristiana. 

IV. LA CONSECUENCIA DE ACABAR MAL (vv. 11-13).
A. Hemos dicho que todo pecado, tiene un castigo. El Señor le va arrebatar en aparte el reino a Salomón. Él no había cumplido con guardar el pacto y estatutos que el Señor le había mandado.
B. Dios le dijo: «… romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo». El reino de Israel, se iba a dividir en dos partes. Todo esto fue originado por el pecado de Salomón. Esto no tenía que pasar, pero ellos (los hijos de David) tenían que ser fieles a Dios (8:25).
C. A pesar de esta decisión de Dios, él aun muestra misericordia, pero por amor a David, su siervo: «Pero no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido» (v. 13). Salomón mereció perderlo todo, como anteriormente Saúl, pero fue misericordioso debido a David.
D. Aplicación. La misericordia de Dios es tan grande, que, por amor a nuestros padres, nos castiga menos de lo que merecemos. Pero nos castiga, y es justo. No pierdas la bendición que Dios tiene para ti y tu descendencia. Aférrate a lo que Dios te da, no lo sueltes pecando contra Dios. Un mal paso y lo puedes perder todo.

CONCLUSIÓN 
No es tan importante cómo empezamos, sino, cómo terminamos. Salomón empezó bien, pidiendo sabiduría; pero su corazón se desvió del Señor. De los fracasos y errores, tenemos que aprender. La bendición, que tiene tu nombre, no la dejes ir. Se obediente, anda en santidad, y todo estará bien. 
AMÉN.

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