4 elementos para conectar con tu alumno


CLAVES PARA SER UN MAESTRO CONECTADO CON EL ALUMNO


Cierra tus ojos y piensa en los niños que tienes a tu alrededor. Los que están en tu ministerio de niños, en tu escuela bíblica, en tu hora feliz. Aquellos que el Señor puso a tu alrededor para que les «anuncies las buenas noticias» (Mr. 16:15). ¿Cómo los describirías? Alegres, inquietos, curiosos, tiernos, conversadores, simpáticos, sinceros, sensibles, desafiantes, inocentes... y muchos adjetivos más. Pero, seguramente también podrías decir que tienen falta de cariño, de atención, de límites, de hábitos; que sufren violencia, maltrato, descuido. Como maestros, fuimos llamados a conectar con estos niños, que tienen algunas o muchas de estas características.

¿Recuerdas las definiciones de «conectar» que vimos en el artículo anterior? Una de ellas decía: «Lograr una buena comunicación con alguien». Llevar a los niños a Jesús y acompañarlos para que «crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor...» (2 Ped. 3:18) implica para nosotros una segunda conexión, y en este caso, es horizontal. Tenemos que ser maestros conectados con nuestros alumnos.


Pero, ¿cómo logramos esa conexión? Muchas veces pensamos que esto se logra si somos maestros «divertidos», «modernos», «chistosos». Si bien esas características son muy positivas, hay otras que son más efectivas porque obtienen resultados que persisten en el tiempo.

Entonces, ¿cuál es la clave?
Acompáñame a ver algunas a continuación.

1. AMOR

Conecto con mi alumno cuando lo amo.
La base del vínculo de un maestro con el niño la encontramos en Juan 13:34:
«Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros».

No puede haber conexión sin amor. Amor «a pesar de» su carácter, su apariencia física, sus hábitos, su conducta, sus actitudes, su entorno, su realidad. Amor como el de Jesús hacia cada uno de nosotros que fue capaz de dar su vida sin que lo mereciéramos. ¿Cómo demostramos amor a los niños que nos rodean? ¿Se sienten amados por sus maestros? ¿Qué podemos darles para transmitirles nuestro amor? La mirada del maestro, sus palabras, sus gestos, sus actitudes, su silencio, demuestran amor y conectan con el alumno.

2. CONOCIMIENTO

Conecto con mi alumno cuando lo conozco. El Maestro de maestros nos da el ejemplo. Él dice de nosotros: «... Yo conozco a mis seguidores y ellos me conocen a mí. Yo soy su buen pastor, y ellos son mis ovejas» (Jn. 10:14 TLA). Jesús te conoceymeconoce,yesporesoporloque tiene tan claro cómo establecer conexión con nosotros. Cómo llegar a nuestros corazones, cómo hablarnos, cómo corregirnos, cómo probarnos, cómo cuidarnos.

Como maestros también tenemos que conocer a nuestros alumnos: ¿Cómo es su familia? ¿Cuál es la realidad en la que vive? ¿Es querido? ¿Cuáles son sus gustos? ¿Cuál es la serie que lo atrapa o su deporte favorito? ¿Qué le interesa? ¿Qué le aburre? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Y sus preocupaciones? ¿A qué le tiene miedo? ¿Cómo le va en la escuela? ¿Cómo es su relación con sus pares? ¿Cuál es su experiencia con Dios? ¿Ya le entregó su corazón a Jesús? ¿Cómo está su crecimiento espiritual.

Conócelos, crea conversaciones más profundas, interésate en sus vidas. En esa conexión lograrás un aprendizaje significativo espiritual para sus vidas.

3. EMPATÍA

Conecto con mi alumno cuando empatizo con él. El diccionario dice que empatía es la «capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos». Es ponerse en la piel de la otra persona, tratar de comprender qué pasa por su mente, cómo y por qué se siente así, es la capacidad de leer sus emociones y de anticipar sus necesidades.

Demostramos empatía con las palabras. Muchas veces nuestras palabras cortan la conexión, mientras que en otras ocasiones es nuestra indiferencia la que lo hace. Proverbios 16:24 dice cuáles son las efectivas:
«Las palabras amables son como la miel: endulzan la vida y sanan el cuerpo» (TLA).
Conectamos con palabras de aliento, de ánimo, de corrección con amor.
Demostramos empatía con las acciones. «... Hagan buenas acciones...» (Mt. 5:16 TLA). ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cómo podés ayudarlo? Quizás necesite que le des tiempo para escucharlo, abrazarlo, estar con él en el silencio. Puede ser que necesite de tus recursos porque tiene hambre, le falta el abrigo adecuado, un vehículo para llevarlo al médico. O tal vez sean tus energías las que puedes darle al ayudarlo a hacer los deberes, preparar una torta para celebrar su cumpleaños. El maestro conecta con el alumno mientras hace vida con él.

4. PROTAGONISMO

Conecto con mi alumno cuando es protagonista de la clase. Aprendemos cuando somos protagonistas, cuando experimentamos... y en la vida espiritual sucede lo mismo. Nuestros alumnos aprenderán cuando dejen de ver la Palabra de Dios como una historia más, para transformarse en una realidad en sus vidas. Por eso es tan importante que estemos conectados con nuestros alumnos cuando preparamos la clase. ¿Piensas en cómo es tu alumno cuando preparas la clase? ¿Te pones en su lugar? ¿Qué necesita escuchar y cómo le interesa hacerlo? El aprendizaje está ligado al interés y la necesidad. Una persona aprende lo que quiere aprender, más que lo que tiene que aprender. Necesitamos ayudar al alumno a «querer» o necesitar lo que vamos a enseñarle y para eso tenemos que crear puentes entre la Palabra de Dios y sus vidas. Va a depender de cuán conectados estemos con ellos, lo útil que será ese puente y lo cerca que termine estando la Biblia a sus vidas.

Aprenderán cuando tu enseñanza sea real y práctica. Aprenderán cuando construyas puentes entre sus vidas y la Palabra de Dios.

Regresemos al principio. Piensa nuevamente en los niños que el Señor colocó a tu alrededor. ¿Estás conectado con ellos? El Señor Jesús nos llamó para «acercarlos a Él». Busca cada día y en cada encuentro con ellos, esa conexión que lo hará posible. Te animo a experimentar la bendición de ser un maestro conectado con su alumno.

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