¿Por qué no puedo orar?



¿Se ha preguntado alguna vez por qué usted no puede orar aunque quiera, o por qué ya no ora con la misma intensidad con que lo hacía antes? 

En la lista de prioridades de la vida devocional de todo cristiano está la oración, el ayuno, la lectura de la Biblia, etcétera, pero sin duda, la prioridad número uno de todas es la oración.

La oración es la "línea telefónica" que nos "conecta" directo con el Cielo.
Orar es conversar con Dios. 

Orar no debe ser un ritual monótono, aburrido ni obligatorio, sino espontáneo. 

No hay esquemas establecidos para orar, puesto que podemos orar con el pensamiento o en voz alta, a cualquier hora o posición: de pies, acostados, sentados, etc., pero lo ideal es de rodillas, en humillación ante Dios.


De igual manera, podemos orar estando rodeados de muchas personas, no obstante, la mejor oración es la que se hace a solas con Dios, en una relación íntima, privada.


La oración personal nos lleva a una profunda relación con Dios. Es la que nos recomienda nuestro Señor Jesucristo en (Mateo 6:6) "Mas tú cuando ores, entra en tu aposento y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto...".


En (1 de Tesalonicenses 5:17), el apóstol Pablo nos insta a orar sin cesar, es decir, siempre. No importa dónde nos encontremos, con quién estemos y qué estemos haciendo.

 A pesar del invaluable privilegio que es la oración, puede llegar un momento en que oramos de forma rápida y superficial, o peor aún, dejamos de orar por diversas causas que queremos abordar en este artículo, sin ofender a nadie.

1-Porque dejé mi primer amor
Significa que con el paso del tiempo, la otrora excelente relación con Dios se ha venido enfriando y cayendo en una rutina parecida a la de un matrimonio cuyas vidas son solo de apariencia, pero en la intimidad, a solas, ya no hay comunicación, porque simplemente se aburrieron, se cansaron, se olvidaron de su primer amor.

Cuando estaba en mi primer amor con el Señor, quería ser el primero en estar en la iglesia, "comerme" toda la Biblia, alabar a Dios en todo tiempo, sentía pasión por las almas perdidas, no me cansaba de buscar la presencia de Dios en oración diaria.
(Apocalipsis 2:4): "Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor".

2-Por los problemas que enfrentamos

Los problemas pueden hacer que descuidemos la oración. Cuando surgen, tendemos a olvidarnos que Dios es más grande que cualquier problema. Que es a Él a quien tenemos que recurrir, sin embargo, nos alejamos y nos hundimos en la depresión, en vez de aceptar su invitación a entregarle nuestras aflicciones y temores.
(Mateo 11:28) "Venid a mí todos los trabajados y cargados, yo os haré descansar".


3-Por las distracciones adictivas, esclavizantes y enajenantes.

Sin lugar a dudas, uno de los más grandes enemigos de la oración y en general de las cosas de Dios, es el teléfono celular. Hay cristianos que pasan casi todo el día distraídos con el celular, absortos en las redes sociales, aun hasta en los cultos.

Pero no solo las redes sociales tienen un poder adictivo que daña la vida de oración, sino también la televisión con su programación atiborrada de telenovelas, películas y programas que enajenan las mentes y nos "roban" el tiempo de oración.
(1 de Corintios 10:23): "Todo me es lícito...pero no todo edifica".

4-Por tener relaciones de yugo desigual

El yugo desigual del que habla (2 de Corintios 6:14), aplica no solo al matrimonio, sino también al noviazgo, amistades, hacer negocios.
 Definitivamente una relación de yugo desigual, estorba y anula el deseo de orar por la mala influencia que ejerce.

Si queremos agradar a Dios, debemos alejarnos de pseudo cristianos que viven vidas turbias, oscuras, indefinidas. Son aquellos a los que Pablo en (1 de Corintios 3:1), califica como hermanos carnales. 

Son del mismo tipo de gente a la que el profeta Elías en (1 de Reyes 18:21), retó a decidirse por servirle a Dios o al diablo.
(1 de Juan 2:15): "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo".
(1 Corintios 15:33): "...Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres".

5-Por subestimar la oración

En la oración se manifiesta el poder de Dios, pero hay quienes la subestiman porque no tienen fe.

 No creen que Dios pueda darles una respuesta segura y efectiva a sus necesidades a través de la oración. Y como no tienen fe, solo creen en lo que ven sus ojos.
(Marcos 11:24): "...Todo lo que pidas orando creed que lo recibiréis, y os vendrá".


6-Por cansancio físico o mental

Dios creó al ser humano de forma tal, que para que funcione bien debe alimentarse, descansar y dormir de forma adecuada. 
Una persona que sufre agotamiento físico o mental, nunca podrá dedicarse a orar con todas sus fuerzas.
En este episodio de su vida, el profeta Elías estaba agotado física y mentalmente. (1 de Reyes 19:7-8): "...Levántate y come porque largo camino te resta.
 Se levantó comió y bebió...fortalecido con aquella comida caminó 40 días y 40 noches".

7-Por no saber orar

Sinceramente, hay personas que no oran porque no saben cómo hacerlo. Como decíamos al inicio, la oración no tiene un patrón definido. Orar es platicar con Dios, pero hay una guía para entrar en comunión con el Señor.

Podemos iniciar alabándolo, dándole gracias por su bondad, pedirle perdón por los pecados cometidos, pedir por nuestras necesidades, interceder por los demás, etc. 

Jesús nos enseñó una oración modelo conocida como Padre Nuestro.
(Mateo 6:9): "...Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...".

8-Por sentirnos indignos creyendo que Dios no nos escucha.

Si hay algo que a Dios le agrada es la sinceridad que brota de un corazón contrito (triste) y humillado. Cuando le fallamos, Él está presto para perdonarnos, siempre y cuando no abusemos de la libertad con la que Cristo nos hizo libres: (Gálatas 5:1).
(Proverbios 28:13): "El que encubre sus pecados no prosperará...".

9-Por el afán de la vida diaria

Algunas veces por estar tan entregados y afanados con nuestros trabajos y ocupaciones, incluso en la Obra de Dios, dejamos de orar y ya no apartamos un tiempo especial para la oración. La Biblia nos muestra el caso de Marta, a quien Jesús exhortó a que lo atendiera a Él de primero.
(Lucas 10:41): "...Jesús le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte...".
(Mateo 6:33): "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia...".

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA FE

La gracia superinminente

RESPONSABILIDADES DE UN BAUTIZADO