REVESTIDOS DE PODER

Lucas 24-49

DATO IMPORTANTE 

Cuando en la Biblia encontramos los términos revestidos del poder de lo alto, bautizados por el Espíritu Santo, lleno del Espíritu Santo y el don del Espíritu Santo, se utiliza para hacer referencia a la experiencia única e inigualable que tiene el creyente con la señal inicial de hablar en nuevas lenguas, según el espíritu santo le da que hable. 

Introducción 

Al leer el pasaje inicial, vemos Que, después de que Jesús fue llevado a la tumba, resucitó al tercer día y se le apareció a sus discípulos para darles instrucciones finales.

Él quería dejarles claro, lo que debían hacer de ahí en adelante, para que se cumpliera el propósito para lo que los había llamado. 

Lucas 24-44,48

Aquellos discípulos atónitos, pero a la vez llenos de gozo por lo que estaban viendo, sabían que de ahí en adelante su mensaje debía de ser claro y era predicar en su nombre la resurrección de Cristo, el arrepentimiento y los pecados,

En todas las naciones iniciando en Jerusalén.

Pero lo que más llama la atención de este pasaje es que antes de iniciar la comisión que les había encomendado, los mando a que se quedarán en Jerusalén hasta que sean investidos de poder de lo alto. 

Cuando hablamos de la palabra revestir, se define como recibir el cubrimiento, vestir determinado elemento con algo, estar bajo una cobertura especial o importante. 

 

Hechos 1-15 Y así cumplen: Hechos 2-14

Hoy más que nunca necesitamos anhelar esa promesa y recordar que en nosotros existe la necesidad de ser revestidos de ese poder de lo alto.

También necesitamos comprender que esta experiencia única e inigualable no ha perdido vigencia; aún está disponible para todos los que creen, para los que anhelan y le piden a Dios ser revestidos, bautizados y llenos del poder del Espíritu Santo.

Esta necesidad nace de reconocer que no podemos conformarnos con decir: Es que yo ya soy bautizado en el nombre de Jesús para salvación y con eso me basta, sino que debemos de ir más allá, alcanzar otra dimensión, poder de lo alto; por lo que representa y por la importancia que tiene para cada uno de nosotros. 

Ahora surge una pregunta: por qué necesitamos ser revestidos? 

POR LA INVESTIDURA 

Está investidura de la que se habla acá es como la que usamos cuando estamos en pleno frío para proteger nuestra salud y que nos mantenga la temperatura adecuada para dicho propósito. 

Lo mismo sucede en el momento que vivimos esta experiencia única, cuando somos bautizados con el Espíritu Santo, con la señal inicial de hablar en nuevas lenguas, recibimos una cobertura, una investidura que nos da poder y que trasciende para ser testigos en todas las naciones hasta lo último de la tierra. 

Hechos 1-8

NOS FACULTA

Facultar se define como aquellos que te capacita, te habilita  o te da autoridad para ejercer determinado encargo. 

El Espíritu Santo no se equipa con habilidades especiales para servir a Dios, nos da poder para compartir el evangelio, para hacer discípulos y para servir a los demás. 

Marcos 16- 18,18

NOS PERFECCIONA

En este contexto, perfeccionar no significa una perfección absoluta o estar sin mancha, no se refiere a la impecabilidad o  ausencia de pecado; ajá más bien Se refiere a un proceso continuo de crecimiento espiritual, en el que somos transformados en la imagen de Cristo, en el que nos volvemos más y más como Cristo, en el que el Espíritu Santo obra en nuestras vidas para ayudarnos a conformarnos a la imagen de Dios. 

2 Corintios 3-17,18

CONCLUSIÓN 

Ser revestido del espíritu Santo es la experiencia más hermosa que le pueda acontecer a un ser humano. 

Nosotros somos templo del Espíritu Santo, 

El mora en nosotros, por eso no debemos ser cualquier clase de templo, porque es el mismo Dios que mora en nuestras vidas, somos la morada de Dios. 

Hechos 2-39

Lo que pasó en Pentecostés no es historia ni líneas escritas, es una realidad para nosotros. 

Por eso debemos valorar el hecho de ser templo del Espíritu Santo, y ser buenos creyentes, buenos hijos de Dios.

Que todo lo hagamos con temor, porque Dios está en nuestras vidas.