HOMBRES COMUNES EN LAS MANOS DE DIOS

20-08-2022 Manantial 
Ezequiel 22-30...

Dios tiene planes y Él necesita la disposición de un hombre para depositar sus planes. Hay mucha gente hoy en día en las iglesias que no están dispuestas a decirle al Señor

“Aquí está mi vida para hacer tu voluntad”. Dios está buscando hombres que quieran ser los recipientes  de su gloria.     (Salmo 78:70-71)

Dios siempre busca hombres dispuestos a ser usados al igual que David y Saulo de Tarso.

Si meditamos detenidamente en la respuesta de Saulo de Tarso nos daremos cuenta porqué se convirtió en un gran apóstol, siendo usado tan grandemente.

Las palabras que Saulo dijo cuando lo derriba el Espíritu Santo a tierra fueron: (¿Señor qué quieres que yo haga? Hch.9:6)

Eso es lo que Dios quiere oír, un hombre que diga Señor ¿qué quieres que yo  haga? Seguido de estas palabras, el Señor levantó a Saulo de Tarso para ser usado poderosamente.

En los tiempos que vivimos es difícil encontrar personas que quieran hacer la voluntad de Dios.

Isaías fue uno que después de oír el llamado de Dios respondió positivamente. "Después oí la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”. (Isa.6:8)

Dios busca alguien como Isaías que se pare con firmeza y le diga envíame a mí.

A su temprana edad, también Samuel oyó el llamado de Dios. “Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí”. (1S.3:4).

Lo demás es historia, porque sabemos de qué manera tan preciosa Dios usó al profeta Samuel.

Dios busca un hombre que pueda decir:

 Señor, yo estoy dispuesto para ser usado. ¡Gloria al Señor! 

Dios necesita la compañía perfecta con el hombre que es materia. La Biblia dice “y aquel  verbo fue hecho carne”. (Jn.1:14).

Estamos hablando del Verbo que es la Palabra y el Verbo se hizo carne y vimos su Gloria. 

Mientras su Palabra no fue hecha carne no vimos su Gloria, pero cuando aquel Verbo fue hecho carne vimos su Gloria.

Esta palabra no tiene mucho poder cuando la tenemos en la sala de la casa o sobre la biblioteca. 

Hay muchos religiosos que tienen una Biblia tamaño gigante pero la tienen llena de polvo, otros dicen esta es la Biblia de mi tatarabuelo, otros la conservan bien guardada por que dicen es un libro santo y no cualquiera lo puede leer.

Sin embargo, miramos que su hogar está de cabeza, lleno de problemas, con hijos atados a los vicios, esposos en adulterio, en alcoholismo y nada cambia; porque este Verbo a menos que se encarne en su corazón no podrá hacer nada, si la Palabra logra llegar a su corazón entonces usted verá la gloria de Dios.

David escribió: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”. (Sal.119:9).

Leamos la Biblia y roguemos a Dios que esa Palabra se encarne en nuestro ser.

Durante más de tres años  los discípulos escucharon al Señor Jesucristo hablándoles de la Palabra de vida; finalmente, queda encarnada en sus corazones y de ahí en adelante comenzaron los hechos de los Apóstoles; porque la Palabra se hizo carne en sus vidas.

La palabra de Dios no nos va a ayudar hasta el momento que la pongamos en nuestro corazón y creamos en ella; hasta ese día, veremos la Gloria de Dios donde quiera que nos encontremos.

Dios está buscando un hombre que se deje usar por Él.

 Hay muchas personas en las iglesias sentadas que no quieren hacer nada para Dios; personas que gustan de los beneficios de la palabra pero no están dispuestos a comprometerse.

Dice el Señor: “Y busqué quien entre los hombres se pusiera en la brecha y no hubo ninguno”. (Ezequiel 22:30)

Él sigue buscando a un hombre para esta hora y usted es ese hombre.

 Yo creo que usted es la persona indicada, no se resista más.
 Diga al Señor: envíame a mí Señor, haz de mi lo que quieras.

Hoy en día  tenemos muchos oidores pero pocos hacedores. 

Alguien dijo que el 20% de los miembros de las iglesias hacen el 80% del trabajo de otros que viven de manos cruzadas.

Yo estoy muy de acuerdo en lo que este hombre dijo, pues muchos miembros esperan que alguien empuje el barco; en este asunto no se trata de vivir como espectadores, todos tenemos que remar juntos.

Dios busca hombres para depositar su visión, levante su mano y diga: Señor aquí estoy ya no lo busques más.
• Ésta fue la respuesta de Saulo de Tarso (Hch.9:6).

• Ésta fue la respuesta de Isaías (Isa.6:8).

• Ésta fue la respuesta del joven Samuel (1S. 3:10).

• Ésta fue la respuesta de los tres mil (Hch.2:37
Cuál es la respuesta suya está noche?

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